19-8-2018
El día anterior había andado el doble de lo que había planeado, en una de las etapas más duras del recorrido, recogiendo mi mochila grande en Melide y luego andando con un bañador hasta Arzua, con sus subidas y bajadas y la «intranet» del bañador degastándome las inglés.
Estoy de acuerdo fue una tontería, pero esperaba que el camino siguiera la tónica que hasta Melide.
En fin, no hay mal que por bien no venga y por fortuna yo tenía albergues pagados y reservados desde Arzua, a partir del 19, así que el quedarme un día no me llevaría mas tiempo que el que tenía preparado en mi itinerario.
De este modo decidí despedirme de mis compañeros de viaje, aunque no pude hacerlo con todos en persona, pero para algo existe el whatsapp…
Después de eso me fui al albergue que tenía reservado para ese día y mientras permitían la entrada fui a comprar y ha que me sellaran en la iglesia de la Magdalena, que pille abierta por poco.
Al regresar me dieron un lugar independiente donde pude curar mis heridas, limpiar la ropa y descansar, así que me recuperé bastante para el día siguiente que volvería a ponerme en ruta.