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Subida al Obispo, techo de Murcia

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  • Categoría de la entrada:Senderismo y +
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En esta ruta no solo subimos el Obispo, también lo hicimos al Odres y al Revolcadores, aunque entre el obispo y el Revolcadores es practicamente un llano, pero no adelantemos acontecimientos…

Salimos un viernes, como es costumbre en nosotros, en esta ocasión desde Córdoba y fuimos hacia nuestro objetivo, pasando por carreteras donde los ciervos corrían a nuestro lado prácticamente, y buscamos un lugar donde dormir en un aparcadero en un pueblo cercano, mientras veíamos en la noche las sombras de las montañas sin saber cual era la nuestra, pero con muchas ganas.

Recuerdo que cenamos en el coche con un frío tudelano, como solo puede hacer en las sierras, pero con muchas ganas de comenzar el camino al día siguiente, nuestro objetivo eran 4 picos en dos días entre los que se encontraban el techo de Murcia y el de Albacete.

Al despertar volvimos a arrancar el coche y mientras nos dirigiamos a uno de esos pueblos de no mas de 15 habitantes de la España despoblada y que apenas sale ya en los mapas, veíamos las montañas peladas, salpicadas solo ocasionalmente por algún pino que soportaba los vientos, el frío y las nieves del invierno y el calor del verano.

Llegamos a la pequeña aldea donde un par de señoras nos miraban con cara de «¿Quienes son estos locos?» y nosotros track en mano comenzamos la subida.

Y cuando digo subida no es que fuera algo sutil, no, la ruta empezaba enfilando el Odres de forma abrupta y las piernas lo notaban nada más empezar asaltando una montaña que incluso requirió algunas trepadas, cresteos y esfuerzo físico importante, al menos para mi, pues Bea iba felicísima. Pero a cambio la montaña nos ofrecía unos paisajes increíbles con vistas de un valle a un lado y de la meseta junto a parte de la sierra al otro, y además cuando llegamos al vertice vimos que había sido de las montañas más divertidas que habíamos subido pese al esfuerzo.

Pero esta solo era la primera cima de las tres del día, la segunda era el premio gordo…

El Pico De Los Obispos

Desde la posición que estabamos había que bajar a un valle y cruzar un sendero que antaño uniría las poblaciones de Odres e Inazares y que hoy en día abandonado era poco más que una senda para pastores, algo que no se por que me daba pena y al mismo tiempo aumentaba las ganas de seguir adelante como esos aventureros de antaño.

La bajada hasta el sendero fue un poco caotica, ya que el track lo hacia verticalmente y era bastante complicada, de ese modo lo hicimos por nuestra cuenta, cruzando bosquecillos, zonas de roca viva e incluso un arenal antes de llegar al camino que apenas se dibuja sobre el terreno.

Recorrimos sobre él unos cuantos de metros antes de salir de su curso a la derecha y afrontar un primer cerro antes de ver en el horizonte nuestro objetivo. Aquel cerro hasta su loma fue bastante entretenido, su subida aunque dura era amena, y cuando llegamos arriba nos separamos un rato para disfrutar sin molestias de la paz que allí había antes de reemprender la marcha.

Continuamos el ascenso por unos valles de montaña en los que daban ganas de poner un tienda de campaña y quedarse a pasar la noche… y finalmente en el último tramo había un afloramiento rocoso en el que no pudimos evitar parar y hacernos algunas fotos.

Llegamos al Pico de los Obispos y allí descansamos y disfrutamos de unas vistas realmente espectaculares, como un mirador solo para nosotros y desde el cual se observaba el tercer pico del día…

El pico Revolcadores

Lo que podría llamarse como un tramo de llaneo es lo que separa el Revolcadores del pico de Los Obispos, algo más de un kilómetro por terreno rocoso pero suave, habíamos llegado a nuestro tercer pico del día y comenzamos el descenso siguiendo los hitos, y como parece que le sucede a muchos montañeros equivocamos el sendero y nos giramos por la ladera de la montaña para no perder la cota que habíamos descendido hasta encontrarnos con nuestro camino original el cual descendía por el cauce seco de un arroyo y en el cual veíamos como el día iba despidiéndose con unos colores maravillosos.

De hecho nos encontramos ya casi al final con un pastor bastante amable que nos indicó el camino y nos preguntó si el coche blanco era nuestro, que lo llevaba viendo todo el día y le resultaba extraño.

Cuando llegamos al coche nos alcanzó de nuevo con su tractor y hasta nos ofreció su casa si necesitábamos algo, pero nosotros teníamos que buscar donde pasar la noche para el siguiente día ya que decían que era una montaña bastante complicada.

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