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Medina Azahara

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  • Categoría de la entrada:España
  • Tiempo de lectura:13 minutos de lectura

Medina Azahara, la ciudad brillante de occidente, la ciudad de la luz… una joya creada para sorprender al mundo que cayó en el olvido y que seguramente nunca más vuelva a brillar como antaño…

Este monumento fue nombrado en 2018 como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, convirtiendo a Córdoba en la única ciudad con 4 de estos títulos en toda España, una razón más para venir ¿verdad?

Tenía muchas ganas de venir a ver la ciudad califal, en mi infancia mis abuelos y mis padres me hablaban de ella como si de un cuento de Las mil y una noches se tratara. Y no es para menos, pues entre sus historias había amores, traiciones, edificios con techos de oro, ejércitos que luchaban, una corte que solo vivía para complacer al califa y un califa que a todos sorprendía con sus jardines y sus albercas, entre la que según contaban había una de mercurio…

Pero la ciudad estaba en ruinas, abandonada y saqueada por siglos de expolio y la gente prefería recordarla como ese sueño, como una historia que no podía desvanecerse, y cuando algunos soñadores se dedicaron a escavar y descubrir la realidad, resultó que esta fue mucho mayor que la leyenda, pues cada piedra que se seguía manteniendo en pie contaba una historia, una historia que yo os voy a contar mientras os la muestro…

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La historia real y no tan real de Medina Azahara

Al oeste de Córdoba y al pie de Sierra Morena, el primer califa de Al-Andalus, Abd al Rahman III ordenó la creación de una ciudad para sorprender al mundo. Una ciudad palaciega que llevaría el nombre de Medina Azahara, según cuentan por el nombre de su esposa favorita, pero también se dice que fue por el significado de Ciudad Brillante.

La necesidad del primer califa de construir esta ciudad era para mostrar al mundo su poder, sobre todo frente al Califato de Bagdag y mostrarse así tan grande como él, compitiendo contra Samarra.

La ciudad empezó su construcción el año 936 y los textos de la época cuentan la cantidad de dinero, esfuerzo y trabajo que se impone hasta en el menor detalle con el fin de llegar a su máximo esplendor.

Cuentan que en cierto momento, una de las favoritas del califa que era granadina, lloraba por el mayor palacio del mundo. Cuando el señor del palacio le preguntó por que lloraba, ella le explicó que por que echaba de menos la nieve y el le prometió que le llevaría la nieve hasta allí.

Mandó talar toda una ladera de la montaña y sembrarla de almendros, para que cuando florecieran, sierra morena pareciera estar colmada de nieve y devolver la sonrisa a su esposa.

Embajadores, políticos, reyes, soldados… de todo el mundo y de todas las religiones, incluyendo Bizancio, el imperio Germánico y el Magreg, eran recibidos, pero todos los que entraban en la ciudad quedaban asombrados por su belleza y la espera para audiencia con el califa estaba basada en un protocolo por el que debían pasar y esperar en suntuodos salones cuyo esplendor no paraba de crecer, hasta que llegaban hasta el Salón Rico, un edificio construido para las audiencias, donde la posición del califa hacía que los visitantes los vieran como un auténtico dios.

A mi cuando era niño me contaron que en este protocolo, se pasaban por edificios con el techo de oro y que en uno de sus salones las paredes eran de lapislázuli, guardando una piscina de mercurio en la cual brillaba el sol y reflejaba su luz contra las paredes iluminándolo todo con luz azul…

La realidad consistía en que el visitante debía pasar por diferentes salones bellamente decorados e iluminados, con manjares de todo el mundo, de uno en uno mientras esperaba hasta que se veía cara a cara con el califa.

Dicen que el Abd al-Rhaman III era  muy aficionado a la botánica y que exigía que todo hombre que viniera de lejos, trajera una semilla o una planta de su tierra para plantar en el jardín superior por donde paseaba y donde su médico, el judío Hasday, quien aficionado a los venenos y las plantas cuido del jardín de su señor y desarrolló gran cantidad de antídotos. 

Hoy en día se puede pasear por las ruinas del palacio y ver tanto la planta de muchos de esos salones, como la puerta este, por la que entraban los visitantes, y ver por fuera el Salón Rico que se encuentra cerrado al público, pero se puede seguir viendo el jardín reconstruido.

Hay que tener en cuenta que Medina Azahara es uno de los mayores yacimientos arqueológicos de España y de los más representativos de Europa, del cual no se ha excavado aun ni en el 10% de su extensión.

La ciudad no tardó en ser denominada la joya de occidente, o la ciudad más bella construida por el hombre según muchos autores de la época, pero en menos de un siglo la guerra civil llegó y la ciudad fue abandonada, saqueada y destruida. Convirtiéndose en una cantera artificial para la construcción de muchos otros lugares como Versalles, el Alcázar de Sevilla entre muchos otros lugares.

Mis abuelos me contaban que en muchas casas del casco antiguo de Córdoba había piedras, columnas y suelos de la gran ciudad palaciega… pero nunca llegue a pensar que sus restos estaban esparcidos por medio mundo.

La ciudad que había deslumbrado al mundo, tuvo menos de un siglo de vida, una estrella fugaz que brilló tan fuerte que cegó al mundo, a muchos con una envidia tal, que no se detuvieron hasta destruirla.

Durante siglos la ciudad cayó en el olvido y la gente decía que aquellas ruinas eran Córdoba la Vieja, el primer emplazamiento de la ciudad con los romanos, cosa que no era así, pero era lo que creía la gente, hasta que en el siglo XVII Pedro Diaz Rivas tuvo la primera intuición de que las ruinas eran el castillo de Abd Al Rhaman III pero no fue hasta el S. XX cuando empezaron las primeras excavaciones y la realidad comienza a salir a luz, y aunque una nueva guerra detuvo su renacimiento, cuando el conflicto terminó se reanudaron los trabajos, dejando atónito a todo el mundo con lo que allí se encuentra.

Desde comienzos del S.XXI no se ha parado de trabajar y la vieja ciudad vuelve a renacer consiguiendo en 2018 el título de Patrimonio de la Humanidad cuando aun no ha mostrado casi nada de su belleza.

Aun hoy cuando camino por sus ruinas, siento que es algo maravilloso, imaginar los personajes que pasaron por aquellos salones, las intrigas palaciegas, la ciencia que allí había, las expediciones militares como la que ordenó Almanzor para robar las campanas de Santiago, me hace sentir orgulloso de mis ancestros, de mi tierra y pienso que ojalá alguna vez se pueda ver de nuevo todo su esplendor.

Cómo llegar a Medina Azahara

Podría contaros mucha más cosas de Medina Azhara, pero cuando leáis la entrada veréis que no es necesario. Por lo que prefiero centrarme en lo imporante.

Lo primero a tener en cuenta es que la entrada a Medina Azahara es «gratuita», solo se paga el autobús desde del centro de visitantes hasta el yacimiento que tiene un precio de 2,5€ de ida y vuelta y que se sale en una u otra dirección cada 10 minutos aproximadamente.

Para llegar al centro de visitantes desde Córdoba se puede utilizar un autobús de línea bastante caro (9 euros por adulto) o bien tomar la A-431 desde Córdoba y salir por la CO-3314, justo después de la estación de servicio La Golondrina, hasta el centro de visitantes.

La visita a Medina Azahara

Una vez estemos en el centro de visitantes debemos de conseguir la entrada, que como he dicho es gratis y entrar al museo donde podemos ver restos de la ciudad, utensilios, explicaciones y un vídeo sobre todo lo que vamos a ver a continuación, incluido el trasiego de los embajadores, como vivían los ciudadanos de la ciudad según su casta, la explicación de la mezquita aljama de Medina Azahara cuya construcción está basada en la Mezquita de Córdoba

Por todo esto no he querido contar mucho más de lo que veras si vas al yacimiento, por que sería como hacer spoiler de algo que es realmente fantástico.

Una vez que terminas de recorrer el museo es hora de coger el autobús hasta la propia ciudad, a la cual se entra por la puerta de servicio… este autobús cuesta como ya he dicho 2,5€ para ir y volver, por lo que es recomendable no perder el billete que te dan.

Se pueden contratar guías, aunque yo preferí ir a pie y perderme por las diferentes callejuelas, edificaciones… que tantos años de trabajo están dejando al descubierto.

Puedes sentarte a la sombra de los árboles que rodean las ruinas y admirar el paisaje que rodea la ciudad, imaginando que según cuentan las historias de la tierra la ciudad se extendía desde la actual Córdoba hasta Almodovar, bajo la atenta mirada del califa.

En el recorrido hay algunas fuentes de agua para beber y refrescarse, pueden verse las viejas albercas de la ciudad bajo el sol andaluz, se pueden cruzar algunas de las puertas de tres arcos típicas de la ciudad y que ahora hacen de logo del complejo, y en definitiva imaginar lo que fue aquella ciudad que surgió de la nada, brilló como las estrellas y fue condenada a un olvido del que va despertando cada día un poco más….

¿Y tu?¿Te vas a quedar sin descubrirla?

 

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